En el transitar de estos días por
una Venezuela llena de dolor “cada vez más intenso”, poco a poco sentía que
perdía la esperanza de poder algún día verla llena de alegría y restaurada…
Pasaba el tiempo y no hallaba mi lugar dentro de mi País… Y en una noche de
esas donde te desvelas haciéndote tantas preguntas, siendo la más recurrente
¿Por qué?... sentía que se me iba la esperanza, y no encontraba ninguna
respuesta.
Entre tanto la fe que profeso, no
la sentía a menudo; pero por diminutos momentos la acariciaba y creía en ese
Dios perfecto que si sabe el porqué de estos sucesos… Hasta que tuve que soltar
y CONFIAR en sus promesas de que al fin todo estaría bien….
Comencé a verme a mí misma y a
darme cuenta de que tenía una vida (ups! A veces se me olvida) y agradecí por
el privilegio de tenerla, recordaba mi niñez donde se me enseñó la honradez, el
respeto a mis mayores y a mis autoridades y la importancia de estudiar y
trabajar en pro de mi nación… Sentí que valió la pena; siiiiiiiiiiiiiiii! Lo valió…
Y así poco a poco, contando gota a gota los hermosos momentos que vivo, apreciando
mi salud, valorando el lugar en el que duermo, recordando intensamente a mi
familia, apreciando verdaderamente a mis amigos….. Me di cuenta que fue la
voluntad de mi creador que llegara en esta hora, en este tiempo, en este lugar para
vivirlo; y todos ustedes también (bien sea aquí o en el exterior)….
¿Entonces? Muy bien la pregunta
debería ser ¿Para qué?; yo creo que es para convertirnos en hermanos verdaderos
de esos que se ayudan y se tienden la mano, para darnos cuenta de que lo más
importante son las personas y su esencia, para desarrollar nuestra fe en esos
momentos donde creemos que lo perdemos todo… Pero sobre todo para recordar que
existe un Dios, al cual podemos recurrir; a veces tenemos que tocar fondo para
comprobar su existencia….. ESTE, ES EL TIEMPO.